El deseo tiene alas de mariposa frágil, caprichosa. Tus ojos de color fluido prometen el sol del verano en tu risa perfecta y los duendes que creí olvidados danzan, danzan díscolos. Tiemblo de miedo encarcelada en tus líneas rectas y blancas, tu sonrisa acústica, tu voz de agua. Parece que mi oficio es echarte de menos y soñarte a tus espaldas. Sé que no me perteneces, pero al borde del deshielo, te lo ruego, no te lleves el sol, no te lleves el cielo. Se me quedaría el alma desangelada. El deseo tiene alas de mariposa, frágiles, caprichosas, circunvaladas.