Paddington

Mayo 2005

El traqueteo se ríe
de nosotros.

Mar metálico
de sendas entrelazadas,
músculos de plata,
allí me dejo llevar
por la marea,
flotando, deslizándome
a la deriva.

Se atisban en el horizonte
caminos nuevos,
horadados donde el ocaso es
el principio
del itinerario.

Y cada alma
a bordo
susurra su historia,
importa
el bagaje del adiós
y el re-encuentro.

Mañana vendrá
la calma chicha,
el murmullo y los chirridos,
la espuma que empuja
el tren
a la otra orilla.

Tu boca dirá que me quieres,
que me extrañas,
un beso o dos,
un abrazo quizá,
silbidos en la estación.

Puertas herméticas,
tu rostro al otro lado,
el monstruo se aleja conmigo entre dientes.

En silencio me despido
porque te sé en el andén,
ajeno,
de espaldas,
desprendido de todas
las promesas,
las caricias.

Con el sol en los ojos,
me río,
en el vientre
de la bestia.

Por Sam C

Soy gestora de proyectos de señalización ferroviaria, escritora y fotógrafa, oriunda de Canarias y adoptada por el Reino Unido. También estoy estudiando en la universidad de Warwick un Master de Ciencias a tiempo parcial (Programme & Project Management).

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