De las casas donde viví aún recuerdo los pasillos vacíos de tu risa. Ahora otros las habitan, aquellos que nunca sabrán de mí, de las marcas en la pared, del altillo que celaba mis secretos. Es un eco triste, memoria fugaz de amigos olvidados, nombres esquivos, tiempo congelado en una fotografía. Las cajas embaladas con mi vida danzan a mi alrededor. Ojalá no me siguieran a todas partes, están llenas de ti.